El campo de concentración de Dachau fue el primer campo de concentración nazi, abierto el 22 de Marzo de 1933, pocas semanas después del nombramiento de Adolf Hitler como canciller. Este campo sirvió de modelo para los que se construyeron posteriormente. Se encuentra a 13 km al noroeste de Múnich, en el municipio de Dachau.
Cómo llegar
Para visitar el campo de concentración de Dachau, si te encuentras en Múnich como fue nuestro caso, podrás ir tanto en coche, si dispones de él, como en transporte público.
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En coche
La duración del trayecto es de aproximadamente de unos 30 minutos. Primeramente hay que tomar la carretera A9/A99 dirección Stuttgart- Lindau. Después continuar por la A92 dirección Deggendorg-Flughafen- München- Nürnberg. Por último coger la B471. Existe parking para los visitantes que cuesta 3 €.
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En transporte público
Coger en la Estación Central el tren S2 con dirección Dachau. Son 9 paradas y tiene una duración de 21 minutos. Ya en la localidad de Dachau, junto a la estación de tren se coge el autobús 291, 703 o 725, que te lleva al campo de concentración.
El horario de visita es todos los días de 9:00 a 17:00 horas. La visita es totalmente gratuita. Hay posibilidad de visita con guía en diferentes idiomas, ésta tiene un coste de unos 15 €. También hay audioguías disponibles para hacer la visita por libre junto con el mapa del campo. Nosotros decidimos hacerlo por nuestra cuenta cogiendo la audioguía que cuesta 3 €.
Fue un campo construido sobre una antigua fábrica de pólvora. Al principio no era un campo de prisioneros, internaban principalmente a «enemigos de estado». Fue tiempo después cuando se comenzó a explotar a los prisioneros y en sus últimos años a exterminarlos, principalmente a los judíos.
En la placa de la entrada se puede leer: Arbeit macht frei («El trabajo os hará libres»). Una cruel bienvenida a quienes sin duda el paso de los días depararía un final fatídico.
La visita a un campo de concentración no se puede decir que sea algo agradable, pero conociéndolo en primera persona te hace conocer más la historia y lo que allí sucedió. Desde que cruzas la entrada todo ruido desaparece y es el silencio el que se apodera del lugar. Solo se escuchan tus pasos sobre el suelo empedrado y creednos que hasta que no sales de la visita, llevas el corazón encogido.
En la visita puedes hacer un recorrido por las diferentes estancias donde los reclusos pasaban sus días dentro del campo.
Los edificios originales de la administración, la entrada al campo y los dos crematorios, con la cámara de gas, se han preservado y forman parte del memorial.
El patio
Es una extensión muy amplia la que conforma el patio de revista. Todos los días los prisioneros se formaban en filas frente a los barracones para el recuento diario, hecho que se llevaba a cabo por la mañana y por la tarde. Las SS usaban el patio para los recuentos y los castigos a los que eran sometidos los reclusos.
La antigua prisión
Un pasillo largo con celdas a los lados y mucho silencio. Cuando caminas por aquí te invade un cúmulo de sensaciones y pensamientos de lo difícil y dramática que sería la vida entre esas paredes no hace tanto tiempo.
Los baños
En este espacio también se observa el nivel de hacinamiento que sufrían los prisioneros.
Los barracones
Se pueden visitar algunos barracones, donde se aprecian las condiciones en las que dormían. Dos de ellos fueron reconstruidos y la localización de los 32 barracones restantes fue marcada con piedras sobre el suelo. Poco espacio para demasiada gente era la ecuación perfecta que resume la ideología del campo.
Los hornos crematorios y la cámara de gas
Existían hornos crematorios que con los años fueron aumentando en número. Este campo fue escenario de tratos infrahumanos a los prisioneros, de trabajos forzados e incluso de pruebas de nuevos medicamentos con ellos, que a menudo los mataban o dejaban lisiados.
En los hornos crematorios llegaban a meter a dos prisioneros, puesto que debido a su extrema delgadez, era posible. Eran suficientes 8 horas para su incineración.
También fueron utilizadas cámaras de gas para acabar con la vida de los prisioneros.
Los memoriales
Se construyeron posteriormente al cierre del campo, diferentes capillas y memoriales de las diferentes creencias religiosas de todos los prisioneros del campo de Dachau, procedentes de tantos países diferentes.
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Iglesia católica
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Iglesia luterana
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Memorial judío
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Capilla ruso- ortodoxa
Su dirigente, Heinrich Himmler, describió el campo como «el primer campo de concentración para prisioneros políticos». Fue el principal campo de concentración que recibió a prisioneros religiosos por oponerse a la ideología nazi. También hubo prisioneros pertenecientes a la nobleza y destacaron los castigos extremadamente crueles y aniquiladores dados a los judíos a todos los niveles.
Cuando se creó el campo de concentración se dispuso una valla a su alrededor diseñada para que escapar de allí fuese una tarea imposible. Los vigilantes de las SS tenían orden de disparar, desde las siete torres de vigilancia dispuestas en el perímetro de campo, si algún prisionero se acercaba a la zona de la valla. Algunos prisioneros lo hicieron de forma voluntaria para acabar de forma rápida con su agonía dentro del campo.
En Abril de 1945, el campo de concentración de Dachau fue liberado por el ejército estadounidense, usándose posteriormente durante muchos años como residencia para refugiados.
Dachau es uno de los campos de concentración nazis más visitados y conocidos por el público. Actualmente el campo acoge un memorial y un museo sobre el Holocausto. Es el edificio principal, justo en la entrada, donde se expone la historia del campo de concentración, así como algunos objetos de los prisioneros.