Nos pusimos en marcha hacia nuestro primer destino, el Parque Nacional de Thingvellir, primera parada del famoso Círculo Dorado. Aquí ya empezamos a apreciar el tipo de paisaje rocoso y escarpado que te da la bienvenida a una isla tan mágica, descubriendo los primeros saltos de agua, de los muchos que nos esperarían.

Dicho parque es famoso por albergar el Althing, primer parlamento del mundo donde los islandeses se reunían entre los siglos X-XVIII.

También destacan puntos como el lago Pinguallavatn, la cascada Oxararfoss y Silfra, una fisura que separa Europa de América, dividiendo en dos a Islandia. Es un lugar tan curioso como impresionante. Considerado como uno de los lugares de buceo con mejor visibilidad del mundo gracias a sus frías aguas.

Nuestro siguiente destino sería el Cráter Kerid. Se puede subir caminando hasta la parte alta del volcán y allí ver el cráter al completo. Puedes bajar por su interior hasta la parte baja donde hay un pequeño lago. Es un lugar donde se respira tranquilidad, contrariamente a lo que en su día pudo ser un volcán activo.