Hoy amanecíamos a los pies de la cascada Gluggafoss y nos despertaban unas curiosas compañeras que vagaban por allí, tres ovejas madrugadoras, dispuestas como nosotros, a disfrutar de esta cascada de 52 metros para nosotros solos.
Por la parte izquierda de la cascada hay un sendero para verla desde varias perspectivas.
La siguiente parada es la cascada Seljalandsfoss. Muy conocida y visitada, tiene una altura de 60 metros y la particularidad de poder caminar por detrás de la gran cortina de agua que cae. Hay que ser previsor en calzado y ropa impermeable.
A tan solo 5 minutos caminando hacia el Oeste se encuentra otra cascada poco conocida, Gljufrabui, con una caída espectacular y dentro de una grieta.
Emprendemos de nuevo nuestra marcha y a 15 km de camino, paramos en el mirador del volcán Eyjafjallajökull.
Entramos en el Visitor Centre y nos empapamos un poco de la historia del volcán y sus años de mayor actividad. La verdad que da mucha impresión pensar que, hacía no tanto tiempo en 2010, este mismo volcán entró en erupción y muchas zonas quedaron afectadas, obligando incluso al sonado cierre del espacio aéreo y lo que todo ello ocasionó.
Nuestro siguiente destino era la cascada Skogafoss, una de las cascadas mas icónicas de Islandia y con la que todo el mundo sueña cuando está planeando un viaje a Islandia. Tiene 25 metros de ancho y 60 metros de alto.
Se puede ver desde la cima subiendo por un sendero que hay a su derecha.
Como colofón final nos dirigimos a la Lengua Sólheimajokull a 12 Km. Nosotros solo nos acercamos a fotografiarlo y pisar un poco el hielo por la zona permitida. Si quieres acceder más al interior de la lengua lo puedes hacer contratando algún trekking.