El día se levantaba algo gris. Siguiendo por la Ring Road, cogimos el desvío 218 para visitar la Playa Kirkjufjara y el Alto de Dyrholaey. Desde aquí se pueden ver impresionantes acantilados. Del mar emergen los famosos Trolls del Agua. La leyenda islandesa cuenta que eran trolls que, empeñados en arrastrar barcos contra los acantilados, no se percataron de que amanecía y los rayos del sol los convirtieron en rocas de unos 66 metros.
Volviendo a la carretera general y desviándote de nuevo por la 215 se llega a la playa Reynisfjara. Una de las playas negras más bonitas de Islandia. Se puede visitar una cueva formada por columnas basálticas, aunque cuidado si la marea está alta, ya que las olas rompen muy cerca de la orilla y puede haber algún incidente.
En la parte superior existen algunas colonias de los famosos frailecillos o puffins. Islandia es el mejor sitio para verlos, ya que el 60% de la población mundial se encuentra aquí.
Seguimos hacia nuestro siguiente destino. El paisaje había cambiado y ahora solo se veían praderas de lava recubiertas de musgo. En ellas había una cantidad inimaginable de los típicos montones de piedras buscando el equilibro. Decidimos parar en un parking para ver qué era.
La zona se llama Laufskálavarda. La historia cuenta que aquí se encontraba una granja y tras una erupción quedó destrozada. Poco después se creó la tradición de que todo viajero que pasa debe crear un hito con las piedras volcánicas y tendrá buena suerte en su viaje.
Así que, tras un corto paseo por esta curiosa pradera, localizamos unas piedras y creamos nuestro hito en busca de la buena suerte que, en este caso, la queríamos emplear en localizar Auroras Boreales.
Mientras tanto la ruta debía continuar, así que nos fuimos al cañón Fjadrargijufur. Tiene una distancia de 2 Km por el que vas bordeando unas paredes de 100 metros hasta llegar a una cascada. El cañón es impresionante. Paseo muy ameno y perfecto para terminar de hacer hambre.
Después de coger fuerzas nos acercamos al Monumento Natural de Kirkjugólf (suelo de la iglesia). Una formación de basalto que, como su nombre indica, se asemeja al pavimento de una iglesia.
Visita rápida que la combinamos con otra breve parada a 13 Km para ver Dverghamrar, una montaña de columnas basálticas.
Para terminar el día decidimos acercarnos al P. N. Skaftafel. En él hay muchas cosas que hacer. Hoy solo nos daba tiempo a ver y estar relajados junto a la lengua glaciar Skaftafellsjökull.
Día bastante completo con muchas visitas breves, pero de calidad.
