Comenzamos el día y lo primero que hicimos fue ver las fotos del día anterior, qué momento nos regaló la naturaleza.
Después de recrearnos, nos dirigimos a otro espectáculo, la cascada de Dettifoss. El estruendo del agua te indica que algo grande vas a ver y es que Dettifoss es la cascada más caudalosa de Europa. Tiene 100 m de ancho y 44 metros de altura.
Se puede visitar desde los dos lados. Nosotros elegimos el margen Este, saliendo hacia la carretera 864, que es más tranquilo y se puede percibir mejor la caída del agua.
Siguiendo el sendero río arriba durante unos 2 kilómetros, se llega a la cascada Selfoss. Es una grieta de 11 metros de largo que, aunque no mucha gente la conoce, es una muy buena opción para completar la visita y ver dos cascadas muy diferentes.
Continuamos hacia el cráter Víti, en islandés, infierno. Se encuentra dentro de la caldera volcánica Krafla. El cráter se puede rodear mientras se ve el famoso lago verde que se ha creado en su interior.
Luego visitamos el área volcánica de Leirhnjukur, con sus campos de lava sólida por donde todavía salen fumarolas.
El día seguía con más áreas volcánicas y en este caso tocaba la zona geotermal Hverir, a escasos 10 Km. Un sendero bien marcado te va llevando por diferentes fisuras donde hay barro hirviendo, fumarolas, colores imposibles y un olor fuerte a azufre.
Se puede subir al monte Námafjal para tener una mejor panorámica de ese terreno que parece sacado de otro planeta.
De camino al lago Myvatn nos desviamos por la carretera 848 para ver la cueva Grjótajgá. Esta cueva se ha hecho famosa por salir en la serie Juego de Tronos. Aquí fue donde se bañaron John Snow y la salvaje Ygritte.
El baño no está permitido ya que en los años 70 y 80 hubo erupciones y la temperatura del agua subió hasta los 50 grados.
Llegamos a la zona del lago y mientras tomábamos una cerveza nos dimos cuenta de que, por segundo día consecutivo, había mucha actividad de Auroras Boreales y el cielo despejado así que tocaba probar suerte.
Nos alejamos del pueblo y nos subimos a una colina deshaciendo el camino por el que habíamos llegado al lago. Aparcamos en una campa y a esperar.
Antes de que terminase de anochecer ya se dejó ver y así durante bastante tiempo. La actividad y la intensidad fue mucho mayor que la noche anterior.
Otra noche que nos fuimos a dormir con la sonrisa de oreja a oreja.
Os dejamos una guía con consejos para ver las Auroras Boreales y cómo inmortalizar el momento.