Amanecimos en Akureyri y la primera parada sería el volcán Hverfjall.
Una vez allí, subimos la ladera de unos 400 metros hasta la parte superior, desde donde hay unas vistas espectaculares del propio cráter de un intenso color negro. Considerado como el volcán con uno de los cráteres mejor conservados del mundo, caminar a su alrededor, a lo largo de sus casi 1000 metros de diámetro, es todo un espectáculo.
Nuestro próximo destino sería Dimmuborgir. Es un área extensa de campos de lava, con formaciones rocosas y cavernas donde hicimos una pequeña ruta por los caminos habilitados y bien señalizados.
Es supuestamente lugar de residencia de duendes y gnomos, lo que te hace el paseo más místico si cabe. Según la leyenda, en este lugar viven los 13 Yule Lads, o papá noeles islandeses. Os aseguramos que después de leer todo tipo de leyendas en los paneles informativos, cualquier ruido de la naturaleza durante el recorrido, no pasa desapercibido.
Dejamos de lado todo tipo de seres mitológicos y continuamos hacia la cascada Godafoss, por la carretera 848.
Godafoss, en islandés cascada de los dioses, es considerada una de las más espectaculares de Islandia. Con una altura de 12 metros y un ancho de 30, su caudal impresiona y te hipnotiza por momentos.
La última visita del día sería a la Casa de la Navidad, Jólagardurinn. Para ello hay que seguir por la carretera 821 dirección Hrafnagil.
Bien es cierto que no estamos en Laponia, pero aquí el hombre barbudo de rojo también tiene su pequeño hogar.
Si te gusta como a nosotros todo lo relativo a la Navidad, es una parada bonita para trasladarte por unos instantes a un lugar mágico y sacar ese niño que todos llevamos dentro.
Después de haber vuelto a la infancia por unos instantes, fuimos a Akureyri para pasar lo que quedaba de tarde. Considerada la capital del norte de Islandia, Akureyri es la segunda ciudad más grande del país.
Al llegar, aparcamos en un amplio parking junto al Hof Cultural and Conference Centre, un centro muy moderno multiusos donde podrás adquirir un mapa e información para tu viaje en su oficina para visitantes en el interior.
Continuamos visitando su Iglesia luterana y recorriendo las calles de la ciudad, tan bonita como tranquila. Paseando por la calle principal, Hafnarstraeti, hicimos buenas migas con unos simpáticos trolls.
La gente islandesa es amable y muy respetuosa, lo que pudimos ver reflejado en un curioso detalle esa misma tarde. Paramos a tomar un café en una cafetería- biblioteca y nuestro pedido se retrasó un poco, pero no dudaron en hacernos llegar sus disculpas de una manera cuanto menos original.
Acabaríamos el día cenando unos deliciosas hamburguesas en el restaurante Hamborgarafabrikkan, totalmente recomendable.
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