DÍA 11: SIGLUFJORDUR – HOFSOS – GRAFARKIRKJA – GLAUMBAER – GRETTISLAUG

Comenzamos el día con la visita a Siglufjordur, una pequeña localidad pesquera situada en un estrecho fiordo del mismo nombre.

Desde Akureyri  puedes llegar sin problema en aproximadamente una hora por la carretera 82 hasta Ólafsjordur,  donde hay que tomar la carretera 76 para llegar.

Este pueblo tan encantador se encuentra en un enclave excepcional y las vistas a su alrededor no tienen desperdicio.

Tuvo un pasado dorado debido a la riqueza de sus aguas en lo que se refiere a la pesca del arenque, fuente principal de ingresos hace unas décadas, antes de sumergirse en una profunda crisis por la desaparición del arenque de sus costas a finales de los años 60.

Hay un museo en el centro del pueblo, The Herring Era Museum, donde te explican todo lo que significó esa época y cómo se desarrollaba.

Caminar por Siglufjordur  y sus casas de colores recarga las pilas a cualquiera y con el estupendo día que nos hizo, no podíamos pedir más.

Continuamos hasta Hofsós, una pequeña localidad famosa por su piscina infinita con vistas al fiordo Skagfjordur. Junto a la piscina hay un parking donde dejar el coche y bajar por las escaleras para contemplar el increíble acantilado de columnas basálticas que te dejará boquiabierto.

Siguiendo nuestro camino, hicimos una breve parada en una iglesia muy curiosa, Grafarkirkja. Construida en el siglo XVII, es la iglesia cristiana más antigua de Islandia y su característico aspecto con el tejado cubierto de césped, hacen de ella un lugar muy visitado.

Continuamos hasta la granja de césped Glaumbaer. Una curiosa llanura con casas construidas con turba (una especie de carbón), madera y césped.

Para acabar el día de la forma más relajante posible, nos acercamos a unas piscinas  naturales, Grettislaug. Se ubica en terrenos privados y el precio de la entrada es de aproximadamente 4 euros.

Su situación no puede ser mejor, con vistas al fiordo y viendo caer el día a unos 40 grados a remojo, qué más se puede pedir. Hay unas cabañas con duchas y vestuarios justo al lado, todo muy bien organizado y totalmente recomendable.

La noche se había echado encima, así que solo nos quedaba avanzar hasta el siguiente destino para ganar horas de luz.

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