Historia

El primer Oktoberfest se celebró el 12 de octubre de 1810 para celebrar la boda entre Luis I de Baviera y la Princesa Teresa de Sajonia-Hildburghausen. Desde entonces y salvo guerras o pandemias, se ha celebrado todos los años.

Esta fiesta se celebra por todo el mundo, pero si podéis, tenéis que vivirla una vez en la vida en Múnich.

¿Cuándo es?

Significa “la fiesta de octubre”, aunque en realidad se celebra principalmente en septiembre, después de que se moviese la fecha para aprovechar la mejor climatología de este mes.

La fiesta comienza el fin de semana posterior al 15 de septiembre y tiene una duración de 16 días.

Los días más importantes son:

• El primer sábado, se realiza el desfile desde el centro hasta el recinto del Oktoberfest. Una vez allí, a las 12 del mediodía el alcalde abre el primer barril. También se dispara 12 veces al aire y queda inaugurada la fiesta.
• El domingo siguiente, también se realiza un desfile de trajes típicos, donde participan más de 9000 personas.

El resto de días también hay eventos y conciertos que amenizan la fiesta. Nosotros cuadramos nuestra visita a Múnich con el desfile del domingo y fue una pasada ver todos los carros decorados y todo el mundo con sus trajes. El último domingo a las 12 del mediodía se dispara de nuevo 12 veces para clausurar el evento.

Realmente no te preocupes de qué día ir. En una fiesta donde van 6 millones de personas siempre va a haber gente. Por otro lado, sí que es verdad que en fin de semana puede que tengas más problema para encontrar un hueco en una mesa.

¿Dónde es?

El recinto donde se celebra es el Theresienwiese. Una explanada enorme donde se colocan todas las carpas de las cervecerías, puestos de comida y también barracas.

Esta céntrico así que lo mejor es ir en transporte público:

Metro

• Las líneas U4 (verde) y U5 (amarilla) van desde Odeonsplatz, Karlsplatz / Stachus o la estación principal de tren hasta la estación Theresienwiese en solo unos minutos.
• La U3 (naranja) y la U6 (azul) van desde Odeonsplatz, Marienplatz o Sendlinger Tor en unos cinco minutos hasta Goetheplatz o, una parada más, hasta Poccistraße. Desde aquí, está a tan solo unos minutos a pie de las entradas este y sur del Oktoberfest.

S-Bahn

Las líneas S1 a S8 van todas a Hackerbrücke: por ejemplo, a dos minutos de la estación de tren principal, a cinco minutos de Marienplatz y a diez minutos si te subes en Ostbahnhof.

Desde la estación Hackerbrücke puedes caminar cómodamente unos 10 minutos hasta la entrada principal del Oktoberfest. Es imposible perderse, solo hay que seguir a la gente.

¿Cómo entrar a las carpas?

Durante nuestra estancia en Múnich, nos acercamos en dos ocasiones. Vivimos la fiesta de día y de noche. Las carpas están abiertas desde las 10 de la mañana hasta las 11 y media de la noche.

Es una fiesta muy multitudinaria y con un ambiente increíble. Ya solo viendo cómo lo vive su gente, te transmite lo importante de esta fiesta tan tradicional y que se ha extendido de alguna manera a tantos países.

Cualquier excusa es buena para un día festivo y de juerga, pero hay que medir bien las fuerzas para que la cerveza no te gane el pulso.

La entrada a las carpas es gratuita. Te acercas a la entrada y si no está el aforo completo, el personal de seguridad te dejará pasar.

Son carpas enormes con infinidad de mesas largas con bancos y un escenario elevado en el medio donde tocan música en directo. Esto genera un ambiente increíble entre los cientos y cientos de personas que allí se reúnen. La mayoría con su atuendo típico y con unas ganas insaciables de comer, reír, beber, cantar y bailar.

En las carpas hay mucha gente, así que al entrar hay que pasear un poco por todos los rincones para encontrar un hueco en una mesa. Es solo cuestión de paciencia o de caer bien a alguien y que te haga un hueco en su mesa como fue nuestro caso. Había que dejarse llevar, ellos son los que saben.

Es un espectáculo ver a las camareras cargar con tantas jarras de cerveza en sus manos, recorriendo las mesas y sorteando a la gente a su paso. Parece una locura poder pedir y que te atiendan entre tanta gente, pero sorprendentemente, hay mucho personal atendiendo y están muy atentos de tomar nota tanto de bebida como de comida.

Lo más importante es encontrar sitio, porque una vez que te haces hueco no te sacan ni con agua caliente (a menos que dejes de consumir, que entonces los camareros te invitan a abandonar la carpa).

Tuvimos la suerte de rodearnos de gente estupenda y pasarlo en grande. Y al enterarse de que éramos españoles y escuchar en un momento de la noche a la orquesta que entonaba la canción de ¡QUÉ VIVA ESPAÑA!… qué os voy a contar, solo faltó que nos subieran a hombros.

Antes de entrar a las carpas decidimos acercarnos a los puestos de comida en la calle donde probamos, entre otras cosas, las míticas salchichas alemanas. Hay variedad de comida más económica e ideal para poder entrar a las carpas con el estómago lleno.

Puedes encontrar en infinidad de puestos las lebkuchen, unas galletas de jengibre en forma de corazón muy típicas en toda Alemania. No verás a nadie sin su galleta colgada del cuello.

Para nosotros fue una experiencia muy divertida, interesante, bonita y que siempre recordamos con una sonrisa en la boca… y una cerveza en la mano.

¿Qué llevar?

En el Theresienwiese las horas se pasan volando. Vas a recorrer el recinto de una carpa a otra, acercándote a los puestos de comida… así que es importante llevar ropa cómoda.

Si quieres mimetizarte del todo podrás comprar un traje típico y parecer un auténtico bávaro.

No lleves una mochila excesivamente grande. A la entrada hay policías y te pueden obligar a dejarla en una consigna.

Lleva dinero suficiente en efectivo. Los pagos en las carpas y en los puestos se realizan en efectivo y aunque hay cajeros, la cola te cortará un poco el ritmo.

Sobre todo, lleva ganas de pasártelo bien, conocer gente y disfrutar de una fiesta única 🍻🍻.