En esta octava etapa vamos a recorrer 297 millas/478 kilómetros, atravesando el estado de Nuevo México y entrando en el estado de Nevada. Os dejamos todos los puntos que visitamos en este octavo día:
Cañón del Colorado
Y después de descansar toda la noche, tocaba madrugar para poder llegar a tiempo y ver el amanecer en el Cañón del Colorado, un auténtico espectáculo de luces, sombras, reflejos y colores.
El Gran Cañón del Colorado es una garganta escarpada que fue creando el río Colorado a su paso durante millones de años. Recibe ese nombre porque su alto contenido en arcillas hace que algunos tramos de sus 446 km de recorrido, pueda tener tonos rojizos. Tiene unas dimensiones enormes, con una media de 16 km de ancho y 1,6 km de profundidad. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1979 por la UNESCO.
Os dejamos un mapa del parque para descargar, con los miradores y las líneas de autobús, y éste otro con la Desert View Drive, principal carretera con los miradores más famosos.
La entrada al Parque Nacional de Gran Cañón cuesta 30 $ por vehículo privado y es válida durante 7 días, pudiéndose comprar a la entrada del propio Parque Nacional. Si vais a visitar más Parques Nacionales, existe la tarjeta Annual Pass, que cuesta 80 $ e incluye la visita a todos los parques durante un año.
A lo largo de las millas que se pueden recorrer dentro del Parque Nacional del Gran Cañón, hay muchas posibles paradas en miradores para asomarse y fotografiar ese increíble paisaje que, por muchas fotos que se hagan, es imposible apreciar en ellas lo que los ojos pueden captar en directo, una maravilla de la naturaleza. En nuestro caso recorrimos los miradores del lado sur entre los que puedes encontrar los siguientes:
– Hopi Point
– Mohave Point
– Powell Point
– Mather Point
– Yavapai Point, donde podréis entrar al Yavapai Geological Museum para conocer de primera mano la historia de la formación del Gran Cañón y de su geología.
– Desert View, donde existe una torre de observación de 21 metros de altura a la que podéis subir y tener una vista de 360º
Continuamos con la ruta…
Después de pasar unas horas deleitándonos en el Gran Cañón del Colorado seguimos con nuestro recorrido hasta la siguiente parada, Williams. Pero antes no pudimos resistirnos a hacer un alto en el camino al ver a un lado de la carretera el camping de los Flintstones. No podíamos perder la oportunidad de hacernos una foto con un enorme Pedro Picapiedra.
Cualquier tramo de la Ruta 66 está lleno de paradas inesperadas, a pesar de que llevéis una idea más o menos clara de las paradas. Hay millones de figuras, muñecos, imágenes y rincones en los que os sentiréis obligados a parar, una obligación muy gustosa por otro lado.
Williams
Llegamos a esta ciudad con las botas de cowboy a mano para visitar Wild West Junction. Es un complejo de alojamientos y restaurantes ambientados en el Lejano Oeste. Son varios edificios bajos dispuestos de tal manera que en la parte central queda un espacio al aire libre con mesas, para poder pasar allí un buen rato, degustar sus fantásticas comidas y su música en directo.
Nosotros hicimos un poco de tiempo para ir a comer a Twisters Soda Fountain. Un restaurante histórico en la ruta, desde 1926, donde viajaréis en el tiempo a los años 50 y disfrutaréis de su decoración de 10 típica de película, sin olvidar sus deliciosos batidos 😋.
La ciudad de Williams no os dejará indiferentes al pasear por ella. Hay muy buen ambiente y todo lleno de locales con un atractivo visual impresionante. Muchos letreros, muchas señales, coches increíbles y muchos carteles con luces de neón… es la dinámica de cada día, es apasionante, señores esto es la Ruta 66.
Seligman
Seguimos descubriendo más curiosidades de la Ruta 66 y en este caso nos paramos en esta ciudad para recorrer su calle principal. Es una ciudad pequeña con alrededor de 500 habitantes pero varios puntos a destacar.
Rusty Bolt es una curiosa tienda de souvenirs donde poder encontrar cualquier tipo de recuerdo relacionado con la ruta. La tienda por fuera es inconfundible, llena de colores y letreros, sin olvidar la presencia de varios maniquíes perfectamente ataviados.
El clásico Aztec Motel Route 66, quizás una imagen parecida a las que hemos visto siempre de los moteles de carretera en las películas americanas.
La Barbería de Ángel Delgadillo. Es la persona que más ha hecho para que este pueblito, en el que se han inspirado para la película Cars, se haya convertido en un lugar de parada obligada dentro de la ruta. Esta barbería antigua es hoy una tienda de souvenirs, donde podréis encontrar muchos objetos vintage relacionados con la ruta. También podréis fotografiar lo que fue la barbería con todos los utensilios de la época. Todo con mucha historia y mucha magia, pero nada tanto como poder ver en persona al propio artífice de todo esto.
Allí estaba Ángel Delgadillo sentado en una silla dando la bienvenida en su tienda a cada turista que entraba por la puerta. Con sus más de 90 años y tanta historia en su mochila, ahí estaba viendo cómo siguen siendo una realidad las visitas a este pueblo por parte de los viajeros, después de su gran esfuerzo por potenciar el interés de Seligman en la Ruta 66, tras abrirse la carretera interestatal muy cerca de ésta y perder su auge.
Su hermano Juan Delgadillo regentaba otro de los negocios más conocidos en la ciudad, Snow Cap Drive-In. Un restaurante histórico en este tramo de la ruta y una indudable atracción turística. Podéis encontrar una decoración muy pintoresca con carteles con mucho humor. Es realmente un sitio donde no pararéis de hacer fotos.
Antes de despedirnos de Seligman, hicimos otro alto en el camino. Si la cámara de fotos no había parado de enfocar e inmortalizar imágenes, éste tampoco era el momento. En el Cooper Cart Restaurant, y en el local de al lado, el Historic Seligman Sundries, merecía la pena seguir haciendo lo mismo. No nos cansamos de decirlo pero es que las decoraciones tan retro con tanta cantidad de objetos y de cosas curiosas, se convierten en un auténtico empacho a la vista totalmente adictivo. Son lugares atrapados en el tiempo, que aún conservan la verdadera esencia de los años gloriosos de la Ruta Madre.
Antes de llegar a nuestro siguiente destino, la ciudad de Kingman, teníamos planeadas dos paradas donde poder seguir haciendo fotos a lugares que parecen sacados de una película de hace décadas.
Hackberry General Store es una antigua gasolinera que fue en su día una de las más frecuentadas por los viajeros de la Ruta 66. Con una estética vieja y oxidada, mantiene ese toque auténtico de la histórica ruta.
Giganticus Headicus es una tienda con mucho colorido y coches antiguos a la entrada, donde podéis aprovechar a comprar algún souvenir y hacer alguna foto en sus alrededores.
Kingman
Llegamos a Kingman, nuestra última parada del día para ver alguno de sus puntos más destacados y reponer fuerzas con un delicioso batido.
– Un enorme depósito de agua nos da la bienvenida a la ciudad.
– Mr D’z Route 66 Diner, boito restaurante con una cuidada decoración en su interior.
– Museo de la Ruta 66. Justo enfrente del mítico restaurante Mr. D’z, podemos encontrar este museo que desafortunadamente encontramos cerrado. Pero en la parte exterior podéis encontrar también un buen lugar para hacer fotos. Se encuentra la famosa Locomotora Santa Fe que fue la más potente dedicada al tráfico de mercancías. Tiene unas dimensiones de escándalo y podéis incluso subir hasta la cabina de mandos.
Las Vegas
Era momento de parar un poco el ritmo de la ruta y desviarnos para visitar Las Vegas. Estando tan cerca no podíamos desaprovechar la oportunidad de pasar un par de días en esta ciudad tan atractiva, rodeada de juego, luces y espectáculos. Así que cogimos la carretera 93 para llegar a ella. Sin ninguna duda, volveríamos a retomar nuestro camino para acabar las millas que nos faltaban hasta el final.
