Qué hacer en Laponia en 4 días

Qué hacer en Laponia en 4 días

Llegó el momento de otra aventura, en este caso… tocaba abrigarse, Finlandia nos esperaba. Todo el mundo alguna vez ha soñado con ir a Laponia a conocer al mismísimo Papá Noel en persona. Para nosotros había llegado la hora de esto y de muchas otras experiencias, como la de pasar unos días por encima del Círculo Polar Ártico, montar en un rompehielos o pasar unas cuantas horas aislados atravesando los grandes bosques nevados en moto de nieve.

La época para nosotros suele ser determinante para elegir destino y en este caso, principios de abril, podía ser una buena época, ya que los días son largos pero todavía nos podemos encontrar con parajes nevados, que al fin y al cabo cuando hablas de Finlandia es lo que todo el mundo imagina.

Día 1: Helsinki-Kemi-Rovaniemi

El viaje comenzaba en Madrid rumbo a Helsinki y nada más aterrizar, nos dimos cuenta de que la temperatura había bajado…pero mucho. Es la primera vez que aterrizamos en un aeropuerto nevado y eso en directo no da mucha confianza, aunque el avión tomó tierra sin ningún problema.

De ahí, y tras una pequeña espera, cogimos un vuelo interno rumbo a Kemi. Éste todavía no sería nuestro destino final. La aventura seguía y para ello ahora necesitábamos ir a la estación de trenes. Preguntamos a una chica que también viajaba con nosotros y se ofreció amablemente a compartir taxi. Creímos entender que iba a la ciudad, pero no la importaba pasar primero por la estación. El trayecto son unos 6 km. Al llegar y nosotros querer pagar parte de la carrera, la chica se negó a cogernos el dinero con lo que muy agradecidos, cogimos las mochilas y fuimos a esperar al tren. Primer “minipunto” que se llevaba la ciudadanía finlandesa (no sería el último).

En 1 hora y 20 minutos estábamos en la gran deseada capital de Laponia, Rovaniemi. Ahora tocaba coger fuerzas y descansar y para ello elegimos un Airbnb entre la estación de tren y el centro. Mañana había que empezar a disfrutar de un destino al que le teníamos muchas ganas.

Día 2: Rovaniemi

Primer día en Finlandia y empezábamos con un plato fuerte. Hoy  íbamos a Santa Claus Village. Nos abrigamos bien y nos pusimos a pasear rumbo al centro. Ya en el centro, paramos en un R-Kioski (supermercado donde puedes comprar a buen precio tu café calentito y llevártelo por el camino). Está situado al lado del Centro Comercial SampoKeskus y a 100m de la parada de autobús que cogeríamos más tarde.

Después de coger fuerzas, dimos un paseo por sus calles nevadas hasta el río que se encontraba totalmente congelado. A pesar del estado del suelo, los finlandeses siguen haciendo sus recados en bicicleta. Ya no tenemos excusa en España para no usar la bici.

¡Ojo a la señal que se han tenido que inventar!

El autobús os deja y estaréis a 1 minuto andando de un lugar mágico donde, por una extraña razón y tengáis la edad que tengáis, tendréis un hormigueo por la tripa inexplicable.

El día se tornaba algo oscuro, pero para dar más magia al momento, comenzó a nevar haciendo que todo recordase a un mítico día de Navidad.

Lo primero que hicimos después de hacer alguna foto de los exteriores es ir a la Oficina de Papá Noel. Los elfos os reciben para daros la bienvenida y os dejan en una sala donde se explica cómo la noche del 24 de diciembre con una mágica máquina, se consigue parar el tiempo y de esa forma Santa Claus puede llegar a todas las casas dejando regalos. Cuando estéis preparados, porque para el paso que vais a dar hay que estar preparado 😜, cruzaréis la puerta donde os encontraréis con Papá Noel.

Estuvimos hablando unos minutos con él donde le explicamos la ruta que íbamos hacer por Finlandia. Un elfo os hace fotos y video que luego podéis comprar. Nosotros no sabíamos por cuál de los packs decidirnos, así que cogimos el más grande, fotos y video. Total, no todos los días se está con un ser tan mágico.

Seguimos la visita y nuestra siguiente parada era la Oficina de Correos. Allí están los elfos ordenando por países todas las cartas que reciben.

Compramos una hoja y un sobre con el logotipo de Papa Noel y escribimos una carta para los más peques de nuestra familia. Es una forma muy sutil de decirles lo buenos que son, pero que hay que portarse un poco mejor.

Hay dos buzones, uno naranja para que les llegue en los próximos días y otro buzón rojo donde les llegará a su casa los días próximos a Navidad.

Ya teníamos dos de las tres cosas más importantes que queríamos hacer en el parque, así que ahora era momento de disfrutar paseando, cruzando de un lado al otro del Círculo Polar Ártico.

Las farolas indican por dónde cruza el Círculo Polar Ártico. También hay marcas en el suelo, pero en esta época del año la nieve todavía no deja verlas.

Después de pasear, jugar con un trineo por las montañas de nieve y darnos unos cuantos revolcones, nos dirigimos a la Oficina de Turismo. En ella te sellan el pasaporte (0,50€) para testificar que has cruzado el Círculo Polar Ártico.

Las horas aquí se pasan volando, pero había que seguir con el viaje, con este comienzo… pintaba muy bien lo que quedaba por delante.

Volvimos a Rovaniemi para comer y luego ir a ver el museo Arktikum situado en el centro. Allí se puede experimentar la naturaleza, la cultura y la historia nórdica de cerca.

Ya era la hora de cenar y aunque no solemos decantarnos por este tipo de opciones, hay una extraña lista de los McDonald’s más raros por el mundo y aquí se encontraba uno de ellos, el McDonald’s más al norte del mundo, nos llamó la atención y en esta ocasión nos decantamos por él. Se encuentra muy cerca del Arktikum. Después, un paseo por las calles casi desiertas y a descansar pensando que lo que venía, podría ser mejor que lo de hoy y eso que iba a estar muy complicado.

Día 3: Saariselkä, Ivalo

Desayunamos y nos fuimos a recoger el coche que teníamos ya alquilado. Nos resultaba la opción más económica y a la vez más cómoda para movernos por la parte norte de Finlandia. Coche pequeño que, a parte de económico, tiene ruedas estrechas que traccionan mejor. Las carreteras estaban cubiertas de hielo y nieve, pero los coches tienen ruedas con clavos que agarran divinamente. Nunca habíamos conducido con la carretera helada pero la sensación de seguridad que dan esas ruedas es increíble, no se mueve el coche nada de nada.

Cogimos la carretera E-75 hacia el norte con dirección Saariselkä. Son unos 250 km cruzando bosques nevados. Es una sensación entre qué bonito, la carretera para nosotros solos, y por favor que no nos pase nada que aquí nos comen los lobos 🤣. Hicimos alguna parada para disfrutar de los paisajes nevados que nos ofrecía Finlandia.

Cuando llegamos, lo primero que vimos es un parque gigante cubierto de Los Angry Birds. Descubrimos que son de origen finlandés. Justo enfrente, está la empresa, con la que habíamos contactado vía email para contratar un paseo en moto para el día siguiente, así que nos acercamos para comprobar que la reserva estaba correcta y confirmar la hora.

Después queríamos conocer el Parque Nacional de Urho Kekkonen. Desde el mismo Saariselkä salen varios senderos. Nosotros optamos por una ruta circular bastante asequible.

La sensación de soledad dentro del bosque era increíble. Oíamos como crujía la nieve a nuestro paso. También pudimos ver nuestros primeros renos.

Terminamos la ruta y volvimos al coche para ir a nuestro alojamiento. Ivalo River Camping. Pequeñas casitas de madera individuales en medio del bosque.

Hicimos el check in y nos fuimos al pueblo a merendar un café calentito y a hacer la compra para cenar y desayunar. En el supermercado descubrimos un objeto que solo habíamos visto en dibujos y no es otra que una broca gigante para hacer agujeros en hielo y pescar. Días más tarde descubriríamos en primera persona esta actividad.

Con semejante descubrimiento volvimos a nuestra casita. La verdad es que todavía era pronto, no había anochecido así que salimos a dar una vuelta. Vimos unas bicis que supusimos que pertenecían al camping y que se podían coger así que…

La experiencia de andar en bici sobre el hielo también es curiosa. Ya habíamos hecho hambre así que tocaba cenar y a la cama.

A medianoche nos despertamos con una idea en la cabeza, la época de auroras boreales estaba terminando, pero teníamos la esperanza de que estando fuera de la ciudad, sin contaminación lumínica, podíamos ver algo. Sin pensarlo dos veces, en pijama y cazadora salimos a la más absoluta oscuridad a ver si veíamos algo. La verdad es que era un sin sentido estar allí los dos esperando a que del cielo surgiesen las tan ansiadas luces verdes, pero había que intentarlo. Después de un rato nos dimos cuenta de que no se iba a ver nada así que volvimos a la cama, que es lo mejor que podíamos hacer. Años después, correríamos mejor suerte en nuestro viaje a Islandia donde pudimos ser testigos de increíbles auroras boreales.

Día 4: Saariselkä

Nuevo día por encima del Circulo Polar Ártico. El cielo estaba prácticamente despejado así que sabiendo lo que nos esperaba, desayunamos y recogimos todo con muchas ganas. Volvimos a Saariselkä donde teníamos contratado una ruta de 2 horas en moto de nieve.

Desde las oficinas nos trasladaron a las cabañas donde empezamos la actividad. Nos dieron un mono de nieve que nos pusimos encima de nuestra propia ropa y unas buenas botas para el frío y el agua. Tras unas pequeñas explicaciones de cómo funcionaba la moto, nos pusimos rumbo a ello.

El entorno era increíble y el ojo no era capaz de contemplar tanta belleza junta en tan poco tiempo. Condujimos entre bosques nevados y explanadas inmensas donde el sentimiento de libertad nos invadía. Hicimos algunas paradas con el guía donde nos explicó algunas curiosidades de la zona y en una de ellas, avistamos la frontera con Rusia, más cercana a la vista de lo que hubiéramos imaginado.

La ruta llegaba a su fin, pero había merecido la pena totalmente. Fue una experiencia muy divertida y diferente. Al acabar la ruta por el bosque, volvimos al campamento donde nos ofrecieron una bebida caliente muy reconfortante dentro de una cabaña.

Comimos y nos pusimos rumbo a Kemi. De nuevo la carretera E-75 nos esperaba. Cuidado que, en esta carretera, sobre todo entre Rovaniemi y Kemi hay muchos radares así que ojo con la velocidad. 375 km después, llegábamos y en esta ocasión íbamos a debutar en una nueva forma para nosotros de hospedaje, el Couchsurfing.

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