Siguiendo con nuestro recorrido y dejando atrás una jornada en la región de Alsacia, llegaba el momento de conocer la región de la Selva Negra. Está situada al suroeste de Alemania. Es una zona montañosa poseedora de densos bosques de abetos y ciudades muy pintorescas con casas de un estilo muy particular.
Su nombre, según algunas teorías, se lo dieron los romanos al llamarla Populus nigra, debido a la poca luz existente al atravesar sus frondosos bosques.
La capital de la Selva Negra es Friburgo. Para llegar a esta ciudad el aeropuerto más cercano es el Euro Airport, con muchas conexiones directas con España y que está situado a 77 kilómetros. Para moverse por esta región, lo mejor es alquilar un coche o hacer un roadtrip desde España, como fue nuestro caso 😜.
Si tienes 4 o 5 días, es un planning perfecto combinar Alsacia con esta zona. En la época de Navidad hay mucho turismo visitando los típicos mercados navideños, por lo que recomendamos hacer las reservas con bastante antelación.
Gengenbach
De todos los pueblos alemanes que hemos visitado, quizás Gengenbach esté entre los primeros de la lista. Es una ciudad medieval con su muralla, sus puertas de entrada y laberínticas calles.
Hay un aparcamiento en la parte sur de la ciudad a 200 metros de la Torre Kinzig, una de las antiguas entradas a la ciudad, donde puedes dejar el coche.
Nuestra primera parada sería la propia torre. Fue la entrada principal a la ciudad y aún hoy conserva el rastrillo levadizo. Actualmente se ha convertido en museo de historia militar de la guardia ciudadana. Es una bonita entrada para acceder a la joya medieval de la Selva Negra.
Cruzando el arco se llega a la Plaza del Mercado donde se unen las tres calles principales. En esta plaza podemos encontrar el Ayuntamiento y la fuente del mercado. Desde esta plaza, a pocos metros se encuentra la puerta norte de la ciudad, Obertorturm.
Recorrer sus calles adoquinadas y admirar sus elegantes casas con sus balcones, sus flores, sus cuartillos de colores, con ese aire tan medieval, hace que en el paseo te teletransportes a otra época cual personaje de un cuento.
Y es que en 1905 se estableció un reglamento cuya finalidad era mantener el aspecto medieval en todas las casas y calles, de manera que todo el pueblo fue sometido a una ley de conservación histórica.
Ha sido escenario de la conocida película de Charlie y la fábrica de chocolate.
Callejeando por la ciudad, visitamos la iglesia de Santa María, famosa por sus frescos en el interior.
Triberg
Es una ciudad rodeada por mucha vegetación y por las montañas de la Selva Negra. Se encuentra a 51 kilómetros de Gengenbach. Muy conocida por sus cataratas y sus relojes de cuco gigantes. Para dejar el coche, hay un parking en el centro de la ciudad. El aparcamiento es de pago, con un sistema de parquímetros similar al de España.
En Triberg no te puedes perder:
- Sus cataratas: Están abiertas todo el año. La entrada cuesta unos 6€. Hay diferentes rutas para llegar a las cascadas, así que dentro del recinto cada cual decide qué camino coger. Es un bonito paseo por el bosque donde disfrutar de unos bonitos saltos de agua.
Aunque leas en muchas guías y en la propia oficina de turismo que es la cascada más alta de Alemania, es mentira. La ciudad de Triberg se ha empeñado en decir muchas veces esa mentira, para ver si se convierte en verdad, pero su descenso de 163 metros la dejan en un noveno puesto.
- Degustar la tarta Selva Negra: También hay una parada especial para los más golosos, y es que no puedes irte sin probar la tarta que recibe el nombre de esta preciosa región. Dulce e intensa, buen tentempié para reponer fuerzas. Nosotros la degustamos en el Café Schäfer, en Hauptstrabe 33.
- Probarte el famoso bollenhut: Pocas cosas son tan características de la Selva Negra como el sombrero de borlas. Es un sombrero de paja con 14 pompones y con un peso de 1,5 kg. Forma parte del traje tradicional de las mujeres de la zona. Según la tradición, las mujeres solteras llevaban el sombrero con pompones rojos hasta la boda, y las casadas con pompones negros. No sabemos en que se han basado para la elección de esos colores 🤣🤣🤣.
- Adentrarte en el reloj de cuco más grande del mundo: Se encuentra a 5 minutos en coche desde el centro de Triberg. Cogiendo la carretera B500 hacia el norte y tomando el desvío a la izquierda en la B33, llegas fácilmente a Uhren Park. La entrada cuesta 2€ y puedes entrar para ver el mecanismo del reloj de cuco más grande del mundo, que cuenta con un increíble péndulo de 8 metros.
Junto al reloj hay una tienda que presume de tener 1000 relojes de cuco. No los contamos todos pero sabiendo cómo es la gente de Triberg… no sabemos si será verdad 😜.
Schiltach
Para terminar con nuestra particular trilogía de la Selva Negra, Schiltach es la última parada. Se encuentra a 34 kilómetros de Triberg. Para dejar el coche, el aparcamiento Wohnmobilparkplatz Lehwiese es gratuito y está a 5 minutos del centro del pueblo al otro lado del río.
Es conocida por sus habitantes como “la pequeña ciudad” y el recorrido por sus calles no te dejará indiferente. Los ríos Schiltach y Kinzig cruzan el pueblo creando unos bonitos paseos a sus orillas.
En Marktplatz, encontrarás el ayuntamiento de estilo renacentista. Una plaza rodeada de casas con mucho colorido y un increíble paisaje natural de fondo.
Callejeando por el pueblo, en la zona baja del río, puedes encontrar el museo de la madera y su antiguo molino (ambos gratuitos). Fue una zona privilegiada e importante en lo que se refiere al negocio de la madera por los frondosos bosques que se encuentran alrededor. El molino de agua, era ayudado por las aguas bravas que tenía en su día el río Kinzig, lo que hacía mover su rueda para accionar los ejes y poder cortar y trabajar la madera.
Rodeada también por un gran pulmón verde, sus casas y sus calles harán que pierdas la noción del tiempo. Muy necesario después de haber estado rodeados de tantos relojes en Triberg. Es un privilegio pasear junto al río con esas increíbles vistas.
Nos despedimos ya de la Selva Negra, sabiendo que volveremos algún día porque dejamos en el tintero algunos pueblos que bien merecen una visita.
Nuestra siguiente parada sería Stuttgart, pero antes había que conocer y probar una cerveza propia de esta increíble región. Así que a escasos 10 kilómetros de Schiltach, hicimos una parada de hidratación en Alpirsbach.
Alpirsbacher Klosterbraeu es una antigua fábrica de cerveza que hoy en día puedes visitar para ver la propia fábrica, el museo y al final degustar su cerveza. La visita es guiada únicamente en alemán, aunque te proporcionan un folleto explicativo en inglés. También tienes la opción de entrar directamente al bar a probar la cerveza.
Un lugar tranquilo para saborear una cerveza típica de la zona, nada que ver con el ritmo frenético del Oktoberfest.